jueves, 8 de septiembre de 2022

LA TIENDA, EL BORREGO, DE DON IÑIGO NORIEGA


Aquí estuvo la tienda de El Borrego, que comercializaba ultramarinos. Por la década de 1870, era el negocio de los hermanos Noriega: Iñigo y Remigio.
De tres plantas, era la Calle de las Capuchinas número 12 hoy Venustiano Carranza, en el Centro Histórico de la Ciudad de México.
Esta tienda, ofrecía artículos traídos de España, además de mercancías nacionales.
En los periódicos de la época, pueden verse inserciones publicitarias, en donde se promocionaba este negocio de los hermanos. Aquí es donde empezaron a construir su fortuna, que en su momento le permitió a don Iñigo, ser uno de los hombres más ricos e importantes de México.
Con el tiempo, don Iñigo se separó de la sociedad con su hermano y adquirió El Sauto, en Tamaulipas (al que rebautizó como La Sauteña), en el año de 1888.
Curiosamente, hoy día El Borrego es un Sanborns.
Esta imagen la tomé hace unos quince años, cuando encontré la casona que perteneció a los hermanos españoles.
Imagen JMGB archivo


sábado, 25 de agosto de 2018

LA INCREÍBLE HISTORIA DE DON IÑIGO NORIEGA LASO


LA INCREÍBLE HISTORIA DE DON IÑIGO NORIEGA LASO

Don Iñigo Noriega Laso nació en el Municipio de Ribadedeva, perteneciente al Principado de Asturias en España, en un pequeño pueblo llamado Colombres, un 21 de mayo de 1853, hijo de José Noriega Mendoza y María Laso. Aunque su padre no había viajado para América, ya lo habían hecho varios tíos suyos, como Iñigo Noriega Mendoza (al que años después encontramos como alcalde en el Colombres español). Este pariente del joven Iñigo tenía algunos negocios en la ciudad de México y se lleva a esta ciudad a tres de sus sobrinos, entre ellos el que nos ocupa.

Según la historia fantástica de este peculiar personaje, en el año de 1867, cuando apenas contaba con escasos 14 años de edad, abandona su natal Colombres para emprender la aventura hacia América, lo anterior, debido a la crisis económica y a la falta de oportunidades en su tierra, así, toma un buque en el puerto de Cádiz con destino a América acompañado de sus dos hermanos, Remigio y Benito. En la ciudad de México, su tío, Iñigo Noriega Mendoza, era dueño de una tienda llamada La Mariscala, donde Iñigo trabajó cuando llegó a la  capital de México, el 30 de noviembre de 1868, contaba entonces con 15 años de edad.

Sus primeros empleos fueron sencillos y humildes,  como el de ayudante de tendero, sin embargo, su espíritu emprendedor pronto se manifiesta cuando con muchos sacrificios logra abrir un pequeño negocio a una edad temprana,  esto le permitió abrirse camino e iniciar con empeño una carrera espectacular y meteórica.

El desarraigo en plena transición de niño-adolescente, además de la necesidad de trabajar en un empleo ínfimo antes que educarse no quebró su voluntad, su empleo era peor que mal pagado, con magra comida y como cama el propio mostrador de la tienda familiar. Sin embargo, pronto cambió de empleo, y así, constantemente, siempre mejorando y prosperando, en el año de 1870 se le ubica en la tienda de Don Teodoro García y Hermanos, en la esquina de San Bernardo y Flandes, donde ya ganaba $50 pesos, de los que enviaba la mitad a su madre que se encontraba en España. El año de 1871, a la edad de 18 años, representa el salto hacia su fortuna, cuando con sus pequeños ahorros realizados desde su llegada a México, comienza su propio negocio adquiriendo la tienda de víveres El Borrego.

Esta es la versión de los historiadores españoles que han trabajado en la recopilación de la vida de Noriega, sin embargo, para Pilar Pacheco, historiadora poblana, la situación es distinta, pues refiere que Don Iñigo se estableció con un cantinero del Barrio de Jamaica, llamado Don Vicente Castro, a quien posteriormente convirtió en suegro pues se casó con su hija.
Dentro de los sucesos que enriquecen la vida de nuestro personaje, es en esta tienda o cantina donde se produce la primer y más conocida anécdota sobre el carácter de Don Iñigo. Como las autoridades habían limitado la hora de cierre de los negocios, Noriega hizo quitar las puertas de la tienda con la finalidad de dificultar el cumplimiento de la ley, dando largas al asunto, continuó con el negocio obteniendo pingües beneficios hasta que lo vendió con amplias ganancias, existe una foto del joven Iñigo, correspondiente a ese año, donde aparece en su tienda El Borrego acompañado de sus amigos Florencio González y Vicente Ruiz.
En unos cuantos años el inquieto y joven empresario logra iniciar lo que con el tiempo sería una inmensa e increíble fortuna, además de que pudo colocarse social y políticamente en la afrancesada alta sociedad porfirista, adquiriendo una gran influencia en la época. El triunfo de Iñigo Noriega Laso lo convirtió en el modelo del inmigrante triunfador que adquirió fama y fortuna en tierras desconocidas, de su vida se conocen leyendas que de pronto exageran la realidad, sin embargo, sus actividades triunfadoras representan el paradigma del indiano (asturiano) exitoso.

Si vida ha llamado la atención debido al vertiginoso ascenso al poder económico y político que logró en el México porfirista, del desafortunado y misérrimo inmigrante al poderoso hacendado e industrial, amigo personal del Presidente Díaz, dotado de una intuición inusitada, sentido práctico y de oportunidad, además de su falta de temor ante los riesgos y su enfrentamiento exitoso ante los intereses creados, lo que le permitió incursionar en negocios agrarios, industriales, comerciales, bancarios, mineros, etc., al amparo de la política económica del porfiriato.

Hay quienes lo destacan como el personaje mítico por excelencia, romántico y literario, conquistador del México clasista que enmarca el final de la dictadura de Díaz, constructor de proyectos imposibles, hacedor de palacios nunca habitados, como el caso de la Quinta Guadalupe, obra arquitectónica ordenada por Don Iñigo y construida en Colombres, España, dedicada a su esposa Guadalupe y ofrecida a Don Porfirio, quien en su destierro, la desdeñó por un exilio cosmopolita en París. Como dato interesante, el nombre de Guadalupe es debido a que ese era el nombre de la querida esposa de Don Iñigo, amén de que él mismo nunca ocupó dicha residencia.

Hay para quienes Noriega no es más que un simple producto y consecuencia del porfirismo y sus necesidades, sistema al que representa y sintetiza, una época en la que se acumularon fortunas al amparo del favoritismo del dictador, acusado de prestanombres del presidente Díaz, señalado como terrateniente, propietario de un pequeño ejército particular, destructor de la naturaleza, agresor inmisericorde contra quienes se atrevieron a invadir sus propiedades y atacar sus intereses, amo y señor de vidas, en fin, sus detractores no escatiman señalamientos, sin embargo, para algunos historiadores, fue uno de los hacendados españoles de mayor prestigio en la época y con una visión empresarial novedosa y práctica.

Sin embargo, para algunos expertos en la materia Don Iñigo no representa cabalmente al hacendado porfirista, el de la tienda de raya y derecho de pernada, sus negocios ejemplifican el impulso capitalista en pleno crecimiento y desarrollo dentro del sistema porfirista, lo que le ubica como un empresario.
Según la doctora Pilar Pacheco, destacadísima historiadora poblana y autoridad en el estudio de este insigne personaje, la fortuna de Don Iñigo era incalculable, pues solo en el Archivo General de Notarías de la Ciudad de México se le ubica como propietario de mas de trescientos mil metros cuadrados de terrenos, además de ranchos, haciendas, como el caso de La Sauteña en Tamaulipas y la célebre Río Frío en el Estado de México (Los Bandidos de Río Frío, de Manuel Payno), además de las haciendas de Xico y Chalco en el mismo estado, en este caso, fue dueño absoluto de la cuarta mas grande de México y accionista de la primera, además de poseer empresas textiles entre otras.

Es verdaderamente imposible conocer su verdadera fortuna y propiedades, aunque se sabe que realizó operaciones de especulación de terrenos, a los 27 años inauguró la línea de vapores Casa Noriega y Compañía, se dice que todo lo que tocaba lo convertía en oro realizando una media de mas de cinco operaciones de negocios por mes.

Doña Cristina Noriega, hija de nuestro personaje, en los últimos años de su vida relataba algunos aspectos del carácter de su padre, según ella, Don Iñigo no conocía el miedo, solucionando a su muy peculiar estilo las situaciones más comprometedoras.

Doña Cristina decía que en un viaje en diligencia se produjo un asalto a la misma, al ver la situación el cochero quiso parar, si embargo, Noriega le ordenó imperiosamente al conductor que acicateara a los caballos y que por ningún motivo se detuviera, diciéndole –Tú arrea que yo disparo-
Después de un enfrentamiento armado con los malhechores, lograron escapar indemnes, salvando así el dinero y la vida gracias al arrojo y valor de nuestro personaje.

Otra anécdota nos dice que en plena Revolución se realizaban constantes manifestaciones de descontento en la ciudad de México y en una de ellas, los manifestantes pedían las cabezas de los ricachos y favoritos adinerados del presidente Díaz, entre quienes destacaba Don Iñigo Noriega Laso. Mientras los manifestantes vociferaban, Don Iñigo enganchó apresuradamente los caballos a su coche, sus familiares y amigos pensaron que ante el temor de ser atrapado por la plebe, pensaba ponerse a salvo en un lugar seguro, sin embargo, para sorpresa de todo mundo, Don Iñigo se unió a los manifestantes tomando lugar al final de la manifestación, saludando alegremente con su sombrero a sus conocidos y amigos que se encontraban nerviosos y asustados, presenciando tal manifestación de locura.

Se casó en el año de 1876, tomando como pareja a Doña Guadalupe Castro, una mexicana que sería la madre de sus 11 hijos (María, Lupe, Grafila, Iñigo, Lola, Paquita, Pilar, Manuel, Eulalia, Cristina y María Luz). En este aspecto, hay también leyendas y anécdotas que le atribuyen una progenie de entre 35 y 100 hijos extramatrimoniales, resultado de sus capacidades donjuanescas, sin embargo, al parecer en su lecho de muerte reconoció a otros siete hijos, lo que nos indicaría que tuvo mas hijos fuera de su matrimonio, pero no la exageración de la centena que algunos entusiastas le atribuyen.

En el año de 1881 Don Iñigo era un hombre verdaderamente rico, por lo que decide organizar la fortuna familiar convidando a su hermano Remigio a unir propiedades en una sociedad que les permitiera llevar mejor sus negocios, para ello, funda una sociedad en comandita con Remigio, cuya razón social era Remigio Noriega y Hermano, cuya motivación era la explotación de los negocios y empresas comunes, sociedad que duró 17 años, de 1882 a 1899.

Esta sociedad permitió que las actividades económicas de los hermanos se multiplicaran y crecieran rápidamente, donde es innegable la sagacidad de Don Iñigo, quien consiguió espectaculares concesiones del gobierno, producto de las relaciones sociales y compromisos contraídos con la élite del poder político y económico del México porfirista.

Ello no le quita mérito a su sagacidad espectacular, a la visión especial para hacer negocios por imposibles que estos parecieran, como fue el caso de la desecación del lago de Chalco para aprovechar las tierras en la agricultura, o el caso de la primer Fábrica de Hilados y Tejidos Pintados de Algodón, que abrió en la ciudad de México en 1884, empresa que se convirtió, en diez años, en la Compañía Industrial de Hilados y Tejidos y Pintados San Antonio Abad, cuyo capital representó tres millones de pesos de la época, además de una planta laboral de dos mil trabajadores. 

Los negocios de la sociedad crecieron constantemente, en 1887, Remigio Noriega y Hermano adquiere en el estado de Morelos uno de los más grandes y modernos ingenios, ubicado al este de la entidad, además de la adquisición de una zona minera productora especialmente de plata, perteneciente al distrito de Huautla, en el sur, para darnos una idea del tamaño de los proyectos de los hermanos, en estas empresas trabajaban seis mil hombres.

Con el paso del tiempo, al aumentar constantemente el capital, llevaron a cabo la organización de una empresa denominada Compañía Minera y Beneficiadora de Metales de Tlalchilipa y Anexas, cuyo capital correspondía a la cantidad de dos millones de pesos, las reservas estimadas en plata eran de dos millones quinientos mil pesos.

En este momento cabe otra leyenda que atribuye la relación hacendado-caballerango entre el próspero asturiano y el futuro jefe de la Revolución Mexicana, el general Emiliano Zapata. Se dice que Emiliano Zapata era trabajador de la empresa minera de Tlalchilipa, cuando Don Iñigo visitaba la mina era atendido por un caballerango, aquel que años mas tarde sería conocido como El Relámpago del Sur, pues era precisamente Emiliano Zapata quien sostenía diligentemente el estribo de la cabalgadura de su patrón, a fin de que éste subiera cómodamente a su caballo, la leyenda dice que fue precisamente la mina uno de los lugares que Zapata escogió para establecer su Cuartel General durante la Revolución Mexicana.

En las décadas siguientes al establecimiento de la sociedad y la adquisición de la mina en Morelos, la actividad empresarial de Don Iñigo se enfoca a la adquisición de grandes extensiones de terrenos y propiedades rústicas en el Estado de México, como es el caso de una arriesgada y gigantesca operación, visionaria para algunos, depredadora de la naturaleza para otros, consistente en la desecación del lago de Chalco. Como dato curioso en el centro del lago había un islote llamado Xico, que perteneció al conquistador español Hernán Cortés por el año de 1523 y concedido por el emperador de España Carlos V.

El proyecto consistíó en convertir un lago de diez mil quinientas hectáreas de superficie en terrenos agrícolas, es decir, había que sacar millones de metros cúbicos de agua, por lo que Don Iñigo se dirige al Gobierno General, desdeñando al del Estado de México, con la finalidad de solicitar se le diera en concesión el proyecto de desecar el lago.

Aquí se generó otra anécdota sobre la vida de Don Iñigo, que nos refiere la desaprobación del presidente Díaz a tan disparatado e insensata idea, por lo que no tuvo en ese momento el aval presidencial para sacarla adelante, entonces Don Porfirio, ante la insistencia y perseverancia de Noriega, llamó al influyente asturiano de Cereceda, Don Juan Llamedo para, a través de él, advertirle a Don Iñigo sobre la prohibición a tal empresa y amenazarle por su condición de extranjero, a una posible expulsión del país. Nuestro personaje no se asustó con ello, puso sobre la mesa sus argumentos económicos a favor de su proyecto además de que no le temía a las amenazas, contestó al presidente Díaz que no le importaba la expulsión de México, pues ello le daría la oportunidad de que su madre, en España, pudiera verlo frecuentemente.

Es aquí donde inicia la admiración del general y político mexicano ante la inflexibilidad, determinación y coraje sobre la defensa de sus proyectos por parte del asturiano, así las cosas, en una posterior entrevista con Don Porfirio, salió con la concesión bajo el brazo, además de franquicias y exenciones de impuestos por setenta años. Para efecto de llevar a cabo dicha empresa, se inició la construcción de un canal o dren que permitiría sacar las aguas del lago, a este dren se le llamó Dren de San Andrés.

También se le atribuyen las propiedades de la mina de Tlalchichilpa, en el Estado de Guerrero y el ingenio de Agua Hedionda en el Estado de Morelos, así como la fundación de la Compañía Industrias San Antonio Abad y la Compañía de las Fábricas de Papel San Rafael.

En el mes de julio de 1897, Don Iñigo y su hermano Remigio formaron la Negociación Agrícola de Xico y Anexas, S.A., una nueva sociedad que les permitiría organizar adecuadamente el proyecto de la desecación de Chalco, esta sociedad contó con un capital inicial de tres millones de pesos. El tamaño de la empresa requirió muy pronto de equipamiento moderno, además de graneros, casas para los trabajadores, maquinaria, aperos, cuadras, establos, amén de un imponente palacio que se construyó. Todo ello requirió la necesidad de financiamiento que le fue concedido por un banco francés, el importe era de cinco millones de pesos, para cubrir dicha obligación, emitió bonos hipotecarios al 5% de interés, calculando que con el éxito de la empresa, con el rendimiento de las cosechas obtenidas, pronto liquidaría la obligación contraída, para 1913 ya se habían invertido siete millones de pesos en la obra.

El número de trabajadores en Xico era de dos mil o tres mil dependiendo la época de año, la producción de Xico se estimaba entre un millón cien mil a un millón trescientos mil pesos anuales, únicamente cultivando el 60% de las tierras que se podían usar en la producción, el proyecto era de llegar a los dos millones de pesos en producción, lo que se interrumpió por la Revolución Mexicana y la posterior expropiación de bienes a los Noriega por parte de los gobiernos emanados del movimiento armado.

A la compra de Xico debemos agregar la de las haciendas de Asunción, La Covadonga, Zoquiapán, Río Frío y La Sauteña. Todo ello representó una cantidad impresionante de proyectos y experiencias dentro de su infatigable actividad empresarial, de este modo, en Zoquiapán (donde era su residencia mas estable) producía pulque, precisamente en ese lugar construyó una imponente y magnífica residencia que contaba con capilla propia, la que después de la Revolución fue utilizada como leprosario. Esta residencia era de grandes dimensiones, sólo el comedor medía cincuenta metros de largo, en el que cabían doscientas cincuenta personas, un famoso lugar entre la élite más acaudalada de México, donde hospedaba a personalidades del mundo político y empresarial, tanto mexicanos, españoles como norteamericanos.

Otra de sus empresas se encontraba en la hacienda de Río Frío, consistente en la producción de solventes, en particular, de aguarrás a partir de resina vegetal, en este proyecto la complicación técnica era enorme, los inconvenientes y obstáculos eran, para algunos, insuperables, Don Iñigo tuvo que plantar un bosque de pinos para obtener la resina, además trajo de España a resineros quienes transmitieron las técnicas de producción a los indígenas encargados de trabajar con los árboles.
En el año de 1898 su casa en la ciudad de México estaba en la calle de Capuchinas Número 12, sus oficinas se encontraban en la calle de La Cadena número 16, en ese momento se encontraba en la cúspide, sus éxitos le permitieron una enorme influencia y reconocimiento entre los más ricos de la sociedad, participó como apoderado de Doña Concepción Gómez de Jacoby en el juicio de divorcio de esta mujer, esposa de don Luis Jacoby, uno de los mayores empresarios de México, el poder lo obtuvo debido a un juicio de separación de bienes por causa de divorcio, entre los esposos Jacoby.

Fue garante y fiador de personas importantes, de quienes obtendría agradecimiento, como el caso de Don Juan de Dios Villalobos, personaje que tenía problemas de liquidez ante el Monte de Piedad, bastó una firma de Don Iñigo “Garantizando la honradez de Don Juan de Dios Villalobos por más de siete mil pesos”, para que fuera favorecido Don Juan con el respaldo de la institución.     
A mediados de 1898 por mutuo acuerdo los hermanos Noriega disuelven la sociedad, fue en ese período cuando individualmente adquiere la hacienda de Río Frío y el Ingenio de las Tablas, así como grandes ranchos y propiedades, como Chichicapán y San Isidro, que cita la Doctora Pacheco en su investigación, además, durante el año anterior, en 1897, había obtenido una parte del ferrocarril que pasaba por las haciendas de La Concepción, Buena Vista y Zoquiapán. Aumentó notablemente su actividad empresarial al incrementar sus movimientos de bienes raíces, comprando propiedades urbanas y suburbanas, que corresponderían a una extensión de trescientos cincuenta mil metros cuadrados, en las cercanías de la ciudad de México.

Fue sin embargo, en el Estado de Tamaulipas, donde Don Iñigo adquirió la mas grande de sus propiedades y diseñó uno de los planes mas ambiciosos de su carrera empresarial, en una compañía que denominó “Negociación Agrícola La Sauteña” donde fue propietario del 59.5% de las acciones de la empresa.

En el año de 1905, el inquieto, industrioso y acaudalado inmigrante español, inició el proyecto que permitiría unir a la ciudad de México con Puebla por ferrocarril, lo que le beneficiaría enormemente pues atravesaría sus propiedades ubicadas al oriente de la capital mexicana, el tren recorrería 130 kilómetros y suponía un ahorro en kilómetros de un 40% sobre las líneas ya establecidas, Don Iñigo invirtió dos millones de pesos y en 1914 estaba construida un 70% de la obra.

Otro dato curioso y anecdótico es el hecho de que llegó a tener un pequeño ejército particular,  que le servía para proteger sus inmensas propiedades, pasando a los anales de la historia mexicana como uno de los hombres mas interesantes, tanto por su inmensa riqueza que lo ubicó entre los mas ricos de la segunda mitad del siglo XIX, como por su iniciativa a las grandes y a veces increíbles y fantásticas empresas.

La Revolución Mexicana no le permitió continuar con su meteórico ascenso en los negocios, los hombres del nuevo poder no le perdonaron su riqueza y los agravios de sus influencias, representaba el paradigma del régimen que había que destruir y sus propiedades fueron incautadas por la revolución, como fue el caso de La Sauteña.

Otro dato interesante de la multifacética personalidad de Don Iñigo, es que en febrero de 1911, por instrucciones del presidente Díaz, entró en negociaciones con Ernesto Madero (hermano de Don Francisco I. Madero), con la finalidad de convenir en tratos para contener el movimiento revolucionario, empresa en la que fracasó.

Don Iñigo Noriega Laso tuvo que salir de México para salvar la vida, debido a su posición privilegiada en la alta sociedad porfirista, es de suponer que los revolucionarios se ocuparan de él, contradictoriamente no fue así, pues fue perseguido por el usurpador Victoriano Huerta, así que después de haber sido influyente e intocable, pasó a perseguido. En 1914 con la ayuda de su amigo Don Joaquín Pita, quien era un político y militar distinguido y respetado, pudo trasladarse a España y luego a los Estados Unidos, cabe señalar que Don Joaquín era de personalidad humanista, se sabe que proporcionó alimentos a los hermanos Serdán cuando se encontraban presos.

Don Iñigo se trasladó por algún tiempo a vivir en el Valle de Texas, específicamente en el Condado de Hidalgo, donde el rico anecdotario de este ilustre personaje, nos refiere que dejó descendientes en ese lugar como resultado de su incansable actividad de mujeriego, particularmente con un hijo varón al que su madre (obviamente no fue Doña Guadalupe), puso el nombre de Iñigo y el apellido de su padre, Noriega.

Antes de concluir esta interesantísima biografía, quiero comentar que algunas personas identifican a Don Iñigo como el Conde Del Sauz, personaje de ficción perteneciente al escritor Manuel Payno y que se encuentra en la novela “Los Bandidos de Río Frío”, por el título de la novela encontramos una primer similitud con la Hacienda de Río Frío, propiedad de Noriega, en segundo lugar, Manuel Payno fue contemporáneo de Noriega, pues falleció en 1894, en tercer lugar Sauz y Sauto se parecen, en cuarto lugar, Payno estuvo en Matamoros a finales de 1800.

Aunque estas casualidades se manejen con la pretensión de darle un Conde a Río Bravo en la persona de Don Iñigo, el pretendido Conde Del Sauto, la verdad es que los datos históricos consultados nunca refieren que se le haya otorgado un título condal, el cual obviamente tendría que haberse dado por un gobierno monárquico extranjero, debido a que en México no existen los títulos nobiliarios por precepto constitucional.

Sin embargo, aunque Payno pudiese haber incluido a Noriega en sus páginas en el personaje de ese Conde, eso no basta para otorgar un título a Don Iñigo, como algunos pretenden, además de que la trama de la novela se centra en la historia de una banda delictiva que asoló el oriente de la capital mexicana entre 1830 y 1840 fechas que no encajan con la vida de Don Iñigo.

A pesar de ello, es justo mencionar que recibió una condecoración de manos de la Reina María Catalina de España, con la Gran Cruz del Mérito Naval, también fue nombrado Caballero de la Orden de Alfonso XII, como premio a sus servicios a España durante la Guerra de Cuba, ésto le confiere el título de Caballero, aunque no el de Conde, como algunos lo pretenden.

Don Iñigo Noriega retornó a su querida ciudad de México durante el gobierno de Venustiano Carranza, quien le permitió el ingreso al país, una vez en suelo mexicano, el inquieto empresario asturiano las gestiones legales con la finalidad de reclamar su fortuna, empresa en la que desgraciadamente fracasó, pues perdió la mayor parte de sus bienes.
Don Iñigo Noriega Laso, Caballero de la Orden de Alfonso XII, hacedor de sueños y empresas imposibles, quien en su adolescencia arribó a la capital mexicana huyendo de la pobreza y se proyectó como uno de los hombres más ricos e influyentes en las postrimerías del porfiriato, a la edad de 70 años en el año de 1923, fallece al lado de sus seres queridos en la ciudad que le recibió siendo un niño y que le vio coronar de éxitos una vida increíble y digna de ser plasmada en los anales de la historia mexicana.


Iñigo Noriega Laso, fundador de Colombres y por ende fundador de la ciudad de Río Bravo, Tamaulipas.




Hay una obsesión que llena mi vida
Quiero un Colombres digno de La Sauteña
Una Sauteña digna de México
Un México digno de América
Una América digna del mundo.

Iñigo Noriega

Colombres, mes de marzo de 1910



viernes, 2 de diciembre de 2016

EL HURACÁN DEL NUEVE


No fue el más destructivo, no fue el más grande ni tampoco tenía nombre, fue en el año de 1909.

Pero el famoso fenómeno metereológico conocido como El Huracán del Nueve, tuvo grandes repercusiones en gran parte del noreste de México.

Hubo, en aquella época, una gran sequía que a punto estuvo de terminar con el proyecto de La Sauteña. Se sabe que durante meses, durante muchísimos meses, la ausencia de lluvias provocó que incluso el río Bravo, estuviera a punto de quedar sin agua.

En Colombres, los pozos estaban prácticamente secos y el proyecto de irrigación, de colonización, del puerto y de conformación de la industrialización del pueblo, estaban en peligro. Las tolvaneras que del este provenían, traían cantidades enormes de arena que llegaban desde el Golfo de México.

Los directivos de la empresa, se dieron cuenta con gran preocupación que la Laguna Madre estaba seca. Para entonces, las cosechas estaban siniestradas, los hatos de ganado moribundos y la gente con peligro también a falta de agua.

Las tolvaneras hicieron que algunos colonos abandonaran el pueblo, mientras los ingenieros idearon el dinamitar los domos de arena en la Laguna Madre para que esta se llenara de agua.

En medio de la desesperación, el 26 de agosto de 1909, el entró sorpresivamente por el Golfo de México, siguiendo la misma trayectoria que el Huracán Gilberto, un huracán categoría tres, denominado el Huracán Seis, ya que en aquellos años estos fenómenos no tenían nombre.

Este huracán, a pesar de no ser tan poderoso, sí traía enormes cantidades de agua, que hicieron el milagro de llenar la Laguna Madre y terminar con la espantosa sequía. Luego vendría la crecida del río Bravo.


Este fenómeno llegó a la ciudad de Monterrey y provocó gran destrucción.


HISTORIAS DE RIO BRAVO

Por: José María García Báez
Cronista municipal

¿Es correcto decir y escribir Ex–Hacienda La Sauteña?
Un tema que llama mi atención, es el uso de “ex”, asociado a La Sauteña para denominar su cualidad de haber sido hacienda, señalando por este motivo “Ex-Hacienda” (ex con mayúscula, un guión en medio y la palabra hacienda con mayúscula). ¿Es correcto?
Veamos la definición de la Real Academia de la Lengua Española:
ex-.
(Del lat. ex-).-
1. pref. Significa 'fuera' o 'más allá', con relación al espacio o al tiempo. Extender, extraer, exhumar, excéntrico.
2. pref. Indica privación. Exánime.
3. pref. A veces no añade ningún significado especial. Exclamar, exornar.
ex.
(De ex, prep. lat).
1. adj. Que fue y ha dejado de serlo. Ex ministro, ex marido.
2. com. Persona que ha dejado de ser cónyuge o pareja sentimental de otra.
Real Academia Española © Todos los derechos reservados

Veamos lo que dice la Fundación del Español Urgente:
La Fundación del Español Urgente ha observado la vacilación que se presenta a la hora de emplear el adjetivo ex.
Este adjetivo, que procede de una preposición latina y significa que ‘algo fue y ha dejado de serlo’, debe escribirse separado de la palabra a la que se refiere y sin guión intermedio. Irá con minúscula, incluso cuando acompañe a sustantivos escritos con inicial mayúscula, y admite pronunciación tónica. Puede preceder a personas (ex marido), colectivos (ex equipo) o expresiones sustantivas fijas (ex primer ministro, ex guardia civil). No se recomienda antepuesto a cosas (república ex soviética).
Cuando ex tiene el significado de ‘fuera, más allá’ va unido a la palabra y funciona como prefijo inseparable. Puede formar parte de verbos (extraer), adjetivos (excéntrico) o sustantivos (excomunión).
Ex también puede funcionar como sustantivo cuando se refiere a una persona que ha dejado de ser cónyuge o pareja de otra (mi ex).
La Fundéu BBVA recomienda que se tengan en cuenta estas observaciones para que este prefijo se emplee correctamente.
El prefijo ex-, antepuesto a sustantivos y adjetivos con referente de persona, indica que esa persona ha dejado de ser lo que el sustantivo o adjetivo denotan: un exministro es alguien que ha dejado de ser ministro, un exfugitivo, quien ha dejado de huir...
Por otro lado, y tal como se indica en el Diccionario panhispánico de dudas de la Asociación de Academias de la Lengua Española, no se recomienda el empleo del prefijo ex- antepuesto a sustantivos o adjetivos referidos a cosas, por lo que resulta conveniente evitar expresiones como exhospital, expartido gobernante o excapital de Sajonia.
Sin embargo, es muy frecuente encontrar en los medios formulaciones como: «Se trata de una iniciativa que pretende el acercamiento entre la UE y las vecinas exrepúblicas soviéticas»; «El príncipe se justificó diciendo que el dirigente de la excolonia británica le había pillado por sorpresa»; «Más tarde fueron utilizadas en el Líbano, en la ex-Yugoslavia, en Irak y en Afganistán».
En todos esos casos hubiera sido más adecuado emplear otros adjetivos como antiguo, extinto o desaparecido en lugar del prefijo ex-: «las antiguas repúblicas soviéticas», «la extinta colonia británica», «la desaparecida Yugoslavia».

Fuente: Fundéu BBVA
Concluyendo entonces, que no es correcto denominar Ex-Hacienda La Sauteña al edificio o a la propiedad. En todo caso, lo correcto podría ser: edificio de La Sauteña, La Sauteña, casco de la Hacienda La Sauteña o simplemente antigua Hacienda La Sauteña.  
Lo anterior, debido a que es una cosa, por lo que comparativamente sería como decir: mi ex carro, mi ex parcela, mi ex casa, etc

Usted… ¿Qué opina?

martes, 8 de noviembre de 2016

EL GRAN APAGON


Río Bravo, Tamaulipas, marzo de 1998, alrededor de las 8:40 de la mañana, se fue la luz en mi casa…

Sin sobresaltos ni problemas me dirijo a mi trabajo. En el trayecto observé que el problema no sólo era en mi colonia, estaba más generalizado; los semáforos estaban apagados, los negocios a oscuras, las gasolineras paradas… no había radio, televisión, ni teléfono. Era un apagón generalizado en todo el pueblo.

A las 11 de la mañana se decía que tampoco había servicio de electricidad en Reynosa, a las 11:30 que el apagón se había extendido a Matamoros.

Decidí regresar a mi casa. Para entonces había nerviosismo. Las gasolineras estaban paradas y las tiendas de comestibles seguían en tinieblas.

Y empezaron los rumores. Unos decía que únicamente era en la frontera de la parte baja del bravo, otros decían que llegaba más allá, incluso hasta Ciudad Victoria, otras gentes afirmaban que también era Monterrey. Había quien afirmaba que llegaba al estado de Coahuila.

Empezó a generarse cierta sicosis, porque se iniciaron rumores de atentados, bombazos, rumores que se generalizaron sobre una posible intervención armada.

Algunas personas, presa de nerviosismo, acudieron a comprar víveres, otros andaban consiguiendo gasolina e incluso, las clases se suspendieron en los turnos vespertinos de las escuelas.

Recordé que tenía por allí un radio de pilas… me dirigí entonces a una tiendita del barrio y me compré unas baterías, las puse en el radio y… ¡Milagro! ¡Se hizo la luz!  Me di cuenta que las estaciones tamaulipecas estaban fuera del aire, pero había transmisiones en inglés, luego entonces en el sur de Texas, sí había luz, así que en el cuadrante de mi radio, sintonicé la KGBT…

Y fue cuando se desveló el misterio… Un desperfecto en una subestación de la CFE en la zona metropolitana de Monterrey, Nuevo León, generó el apagón más grande en los años recientes, que abarcó las zonas norte de Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas.

Ya en la hora del conejo, cuando empiezan las penumbras de la noche, regresó la luz.



miércoles, 25 de febrero de 2015

RIO RICO


Río Rico es un poblado que se encuentra en la ribera sur del Río Bravo, pertenece al municipio de Matamoros, Tamaulipas, aunque no siempre fue así, porque formó parte del estado norteamericano de Texas.
Esta comunidad se encontró involucrada en un incidente internacional, que por 63 años mantuvo un limbo legal respecto al status definitivo de una extensión de tierra y de un grupo de personas, quienes requirieron de un tratado internacional para determinar en definitiva la pertenencia de una franja de tierra en el primer caso y en el segundo de una nacionalidad.
Río Rico perteneció al estado de Texas, fue una comunidad que se encontraba dentro de la jurisdicción del condado de Hidalgo, en la ribera norte del río Grande, como así le llaman los norteamericanos. Los planos de la época ubican a esta comunidad en el interior de una curva extremadamente pronunciada y larga, como una especie de dedo, que pareciera introducirse en territorio mexicano, concretamente, en Tamaulipas. Río Rico se encontraba casi al fondo de esa curva, en la orilla del río.
A principio del siglo XX, en el sur de Texas, había una considerable actividad para obtener tierras de riego en la planicie del denominado Magic Valley. Una empresa denominada American Rio Grande Land & Irrigation Company, realizó obras en el sector de Río Rico, que culminaron en un considerable cambio en el cauce del río, afectando a esta ciudad.
Las obras de la empresa norteamericana consistieron en abrir un nuevo canal, que permitió unir las bases de la curva, para hacer recto en ese sitio el cauce del río, desapareciendo así, la curva donde se encontraba Río Rico y trasladando con ello a esta localidad del lado norte de la ribera del río Bravo, al lado sur.
Este evento aconteció en el mes de julio de 1906, en franca violación al tratado entre México y los EU, por un particular. En consecuencia, se vieron afectados 413 acres de tierra que conformaban la parte interior de la curva del río, lo que provocó que la empresa se viera emplazada a un juicio, ésta fue llevada a corte y multada, sin embargo, inexplicablemente y por razones que desconozco, el daño al cauce del río se quedó tal y como lo dejó la compañía en cuestión.
Lo extraño es que sorprendentemente, ninguno de los dos países, tanto México como los Estados Unidos, en lo inmediato y hasta varias decenas de años adelante, no ejercieron la invocación de derechos sobre la zona del Horcón o El Horcón, nombre con el que era conocido el meandro del río en cuestión.
La aplicación de los derechos territoriales sobre El Horcón, en virtud de los tratados de Guadalupe Hidalgo, que concluyen con la injusta guerra de intervención por parte de los Estados Unidos contra la República Mexicana, (1846-1848) señalaron el canal principal que constituye el río Bravo, como la frontera entre ambos países. Estos derechos correspondían en todo caso a los Estados Unidos, quienes nunca abandonaron formalmente sus atribuciones sobre el lugar, agregando que incluso, que los tratados sobre derecho internacional, precisan que solamente los cambios naturales sobre el curso de un río, pueden transferir el territorio de una soberanía a otra.
Sin embargo, pese a lo anterior, Río Rico vino a ser administrado paulatinamente por el gobierno mexicano, incluso y contradictoriamente, se construyó un puente internacional, en 1928, entre el condado de Hidalgo y el municipio de Matamoros, precisamente, este puente unió a las comunidad de Mercedes con Río Rico, que se encontraban para entonces definitivamente separadas por el río.
En el año de 1928, el gobierno de los Estados Unidos, autorizó a la empresa P&P Bridge Company, a construir un puente sobre el río Bravo en una ubicación cerca del pueblo de Weslaco, Texas, los gobiernos de ambos países concluyeron que en el sitio en mención fuera señalado como referencia el poblado de Río Rico entonces en la margen sur del río, que podía considerarse como dentro de México.
Dicha construcción consistió en puente colgante que podríamos ubicarlo a dos millas en sentido descendente, de la Villa de Nuevo Progreso, en el municipio de Río Bravo, hacia el oriente, siguiendo la corriente del río.
Este puente tenía unas torres en las riberas del río, de estas torres partían unos cables de acero, paralelos a ambos lados del puente, estos cables sostenían a su vez unos cables perpendiculares más pequeños que eran los que soportaban la base de madera de 260 pies de largo, que era por donde transitaban vehículos y personas. Este puente fue destruido por una crecida del río Bravo en el año de 1941.
Posterior a la crecida del río, se construyó un puente de pontones que demostró ser insatisfactorio, este estuvo en funcionamiento hasta 1946, en el mismo lugar donde se había construido el de tirantes.
En el año de 1951, con la participación del gobierno mexicano y el de los estados unidos, la construcción del primer puente de acero fue comenzada, el cual fue terminado en 1952, pero su ubicación fue cambiada a unos seis kilómetros arriba de Río Rico, en la localidad de Progreso Texas, que motivó el desarrollo del poblado de Nuevo Progreso, Tamaulipas.
El asunto del Horcón se fue perdiendo entre los altos intereses de ambas naciones, sin embargo, no fue sino hasta el año de 1967 cuando un profesor de geografía de la Universidad de Arizona, el maestro James Jr., descubrió el incidente del cambio territorial de Río Rico mientras estudiaba un viejo mapa geológico de la región.
No fue hasta el año de 1972, después de que la comisión de límites de los Estados Unidos y el departamento de Estado de aquella nación, confirmaran el incidente de Río Rico de 1906, el gobierno norteamericano cedió oficialmente El Horcón y por ende Río Rico, a la República Mexicana.
El acuerdo internacional significó el resarcimiento por parte de México, a los Estados unidos de 461.8 acres o sea 194.93 hectáreas, que de acuerdo al tratado, corresponden al área geográfica de El Horcón. Para ello, se determinó un punto en el área de Hidalgo-Reynosa, donde se excavó un canal de tres kilómetros de longitud, con la finalidad de modificar el curso del río Bravo, para resarcir a los norteamericanos el incidente de 1906.
Es necesario señalar que el asunto de Río Rico no terminó para los habitantes de esa comunidad, en el año de 1972, un habitante de Río Rico, el señor Homero Cantú Treviño, fue detenido por autoridades norteamericanas de inmigración por su estatus de permanencia ilegal en el estado de Texas. Con la finalidad de evitar su eventual deportación a México, el señor Treviño alegó que él era un ciudadano norteamericano, por lo que inició un juicio en el que en 1976, un juez determinó que no había lugar a la reclamación del invocante, sin embargo, éste continuó con su reclamo ante instancias superiores.
En 1977 una corte superior concluyó que el reclamo del ríorriquense era efectivamente correcta y apegada a derecho, en virtud de que el incidente de 1906, donde el río Bravo cambió su curso por intervención de una compañía, la corte determinó que los ciudadanos nativos de Río Rico entre 1906 y 1972, podían efectivamente, reclamar su derecho a obtener la ciudadanía de los Estados Unidos.

En la actualidad, Río Rico es apenas un puñado de casas, no hay restos del poblado antiguo y del puente colgante, aunque las referencias populares nos remiten a un pueblo pujante y boyante en la década de los años 30, que contaba con muchos habitantes, comercios, cantinas, hasta un casino y un galgódromo a donde se dice que acudía a divertirse el tristemente célebre mafioso Al Capone.

martes, 1 de abril de 2014

Un Pistolero de Fama



Cuento publicado en “Cuentos e Historias de Río Bravo”, de José María García Báez, en 2008 (Print House).

 

Año de 1962, era un lunes, tres de diciembre por la noche, en el lenocinio denominado Café Allende, un giro mixto ubicado en la zona de tolerancia del poblado de Nuevo Progreso, municipio de Río Bravo, Tamaulipas, el temible gatillero Generoso Garza Cano, bailaba con una mujer llamada Rosa María Bustamante.

Un joven de complexión mediana, como de unos 19 años, blanco, patillas largas, nariz un poco aguileña, vestido de pantalón y chaqueta caqui con puños y cuello café, que usaba un sombrero tipo texano de palma, apareció por la puerta principal del local de madera. La mesera María Torres, quien se encontraba en la puerta de la cantina esperando a unos músicos, se hizo un poco a un lado para dejar pasar al desconocido.

Generoso Garza Cano, según la prensa de la época y la crónica popular, era un matón a sueldo con un largo historial de muertes, asesinatos y enfrentamientos a tiros en Nuevo León y Tamaulipas. Era un hombre enorme, de facciones duras, cabellera negra, gustaba de visitar cantinas y tugurios.

Señalado por ultimar a balazos a dos campesinos en Burgos, Tamaulipas, se dice que en la carretera a Linares, Nuevo León, emboscó y asesinó alevosamente a un señor de apellido Garza Delgado, dejando herido a su hijo. En Méndez, Tamaulipas, asesinó a un hombre y su sobrino, el segundo, porque pretendió defender a su tío, asesinatos que causaron enorme indignación en la región. En la Arguelleña, rancho ubicado al sur de la cabecera municipal de Río Bravo, Tamaulipas, mató a su novia Carmelita, en este caso fue detenido por fuerzas federales, llevado a Matamoros y a Ciudad Victoria después, obtuvo su libertad gracias a la intervención de prominentes personajes y políticos de Nuevo León a quienes servía, según el dicho popular.

Continuó su carrera señalado en crímenes como el de Ismael Ramos y Ernesto Elizondo en Matamoros, mencionado el segundo como presidente municipal. Sus duelos a balazos con gente del hampa en China, Nuevo León y otros lugares de ese estado. En Tamaulipas, sus enfrentamientos fueron muy sonados, principalmente gracias a la prensa, su última hazaña fue cuando se confrontó a tiros con otro gatillero, Gilberto del Fierro, en Reynosa, Tamaulipas. 

La mesera María Torres dejó pasar al joven desconocido, quien entró a la cantina, observó que Generoso Garza Cano, de espaldas a él bailaba con una mujer, sacó de entre sus ropas una pistola 380, apuntó… y disparó, ¡Pum, pum, pum! Pausada y sistemáticamente, una, otra y otra vez.

En el lugar se encontraba Othón Blanco, amigo del pistolero Garza Cano y administrador del hotel Habana, quien estaba en la barra con una mujer. Momentos antes de que entrara el joven empistolado, había salido de la cantina Alfredo Chávez, quien era el dueño del establecimiento.

La pareja se encontraba bailando a tres metros de la puerta del local, a los primeros disparos Garza Cano intentó darse la vuelta pero nunca logró defenderse, una bala rozó la mejilla izquierda de Rosa María Bustamante, quien fue lanzada a un lado por la víctima, mientras éste volteaba a ver a su asesino, quien no dejaba de accionar arma.

Generoso Garza Cano intentaba sacar su pistola pero ya no pudo, dicen que con sus manos, se tocaba el cuerpo al sentir los disparos de su agresor.

Según periódicos de la época, José Uresti, amigo de Garza Cano, ese lunes por la mañana, le acompañó a Reynosa, lugar donde se separaron, para el segundo dirigirse a un cuarto que tenía rentado en un hotel de Río Bravo, lugar donde permaneció por varias horas, posteriormente partió para Nuevo Progreso.

Según Rosa María Bustamante, el matón a sueldo se refería bien de Nuevo Progreso- “Aquí me quieren mucho, son buenas gentes”- solía decir Garza Cano.

Rosa María conocía de antes al matón, en Hidalgo Nuevo León, donde según la mujer, éste era amigo de Vicente Odón González, ganadero y agricultor neolonés.

La misma saña inaudita y la felonía con la que atacaba a sus víctimas el pistolero Garza Cano, de acuerdo a la prensa de la época, se reflejaba en el rostro de intenso odio del joven pistolero, quien disparó la carga completa de su pistola contra la humanidad del gatillero, quien cayó al suelo, boca arriba, mientras el piso de la cantina empezaba a impregnarse de sangre.

Según los díceres, la mesera María Torres, se puso entre los hombres y dijo- “Ya no le tire, no sea cobarde”-   

El joven pistolero, haciendo caso omiso de la mesera, hizo una pausa para recargar tranquilamente su arma, mientras su víctima agonizaba a sus pies. Una vez recargada la pistola, disparó nuevamente, sin piedad, sobre la humanidad del moribundo gatillero.

La mesera salió corriendo y gritó- “¡Policía, ayuda, policía, ayuda!”-

El joven salió despacio y con calma, sin decir palabra y desapareció, se dice que iba armado con dos pistolas.

La crónica popular, refiere, que el posible asesino de Generoso Garza Cano, pudo haber sido aquel muchacho herido por el felón asesino, en el hecho de sangre de la carretera a Linares. 

Generoso Garza Cano, se encuentra sepultado en el Panteón Municipal de Río Bravo, dice la crónica que era un creyente, llevaba dos escapularios, cuatro imágenes de santos, entre ellos el de San Judas Tadeo. Sus pertenencias a la hora de su muerte incluían la factura de su coche, una tarjeta aduanal, 45 pesos con veinte centavos, cinco dólares, un cargador de pistola 45 y… una estampita con una oración.