viernes, 22 de noviembre de 2013


EL HURACAN BEHULA Y OTROS FENÓMENOS METEREOLOGICOS

 

Es significativo el año de 1955, ya que los huracanes “Gladis” e “Hilda”, azotaron Tamaulipas, causando graves daños e inundaciones en diversas partes de la entidad. El 24 de septiembre de 1966, el huracán Inés entra por Tampico, causando 293, pero el mortífero huracán Behula, en 1967, con sus 310 kilómetros de viento, demostraría la fuerza de la naturaleza.

Llovía desde agosto  del 67 en la frontera de Tamaulipas, la presencia de perturbaciones en el Golfo de México y el Atlántico haría que continuara el mal tiempo, la SRH ordenó se rompiera la carretera Matamoros Reynosa, a la altura de “El Juanillo” para permitir que se inundasen los vasos Control 1 y Control 2, para así enviar el agua al mar a través del arrollo “El Tigre”. Había problemas en Victoria con el río San Marcos, el 3 de septiembre el agua cortó la carretera ribereña en el vado de Camargo, las compuertas de la presa Marte R. Gómez tuvieron que abrirse en espera de más agua.

Beulah se formó el 5 de septiembre de 1967 en el Atlántico, cobra sus primeras víctimas en las islas antillanas San Vicente y Martinica, atacó República Dominicana el 11 de septiembre con vientos de 200 kilómetros, el 14 del mismo mes enfiló hacia Jamaica bajando su intensidad a 120 kilómetros, dirigiéndose al Golfo de México.

A la una de la mañana del 18 de septiembre se encontraba el ojo del huracán a 22.9 grados latitud norte, 94.7 grados longitud oeste, casi frente a Tampico, a 250 kilómetros de distancia de la costa del puerto, es decir, a unos 700 kilómetros al sureste de Matamoros y con vientos de 310 kilómetros por hora.

Los expertos advirtieron la peligrosidad de este huracán, mientras se extiendió una red de auxilio, disponiendo el ejército Mexicano, de la aplicación del Plan Nacional de Desastres, al saberse que Beulah se dirigía a Matamoros, mientras que en Tampico se ordenó la evacuación de 87 mil de sus 100 mil habitantes con que contaba el puerto en aquella época.

A las 2:00 horas del 19 de septiembre de 1967, Beulah se localizó a 25.2 grados latitud norte, 96.67 grados longitud oeste, a únicamente 100 kilómetros de Matamoros Tamaulipas.

El 19 de septiembre de 1967, azotó a la región fronteriza del estado, el tremendo huracán, entró por la cuenca inferior del río Bravo, la velocidad de sus vientos era superior a los 220 kilómetros por hora, a las 5 de la mañana se sintieron los primeros vientos en Río Bravo y cortaron la energía eléctrica, el ciclón se sintió con fuerza hasta cerca de las nueve de la mañana. Hay que anotar como dato importante, que el ojo del huracán pasó precisamente por nuestra ciudad causando severos daños e inundaciones, lo mismo que en Matamoros, Camargo y Reynosa, lo que nos dice claramente el sentido de su trayectoria paralela al río.

La magnitud del desastre fue enorme, la SRA estimó las pérdidas en 900 millones de pesos (de los de 1967), mientras que la desgracia en el campo fue de 100 mil hectáreas inundadas.

La ciudad de Río Bravo amaneció el 20 de septiembre paralizada, sus habitantes vivieron horas de angustia espantosa, vientos huracanados y lluvia obligaron a la gente a buscar refugio, mientras que todas las actividades se interrumpieron, suspendiéndose los servicios de agua y luz eléctrica.

Los damnificados en Río Bravo, según Gerardo Ballí González, presidente municipal, ascendieron a 50 mil, con una situación de emergencia por las inundaciones generalizadas, sin embargo, el problema se agravó por el peligro inminente de un aumento en el caudal de río Bravo, las carreteras estaban destrozadas, las comunicaciones interrumpidas, la escasez de alimentos y agua potable se convirtieron en un verdadero problema.

El Gobierno Federal dispuso que un respaldo de mil quinientas toneladas de víveres, ropa, medicinas, materiales para construcción, láminas a canaladas de asbesto y leche para los niños, fueran enviados por el ejército a los damnificados Tamaulipecos, sin embargo, en muchos casos la ayuda no llegó a su destino, personas inmorales y criminales dispusieron para su beneficio personal de estos recursos, hecho que indignó al pueblo.

Después del devastador paso del huracán siguió la crecida del río Bravo, se llenaron completamente las presas Falcón y Marte R. Gómez. En Río Bravo la inundación llegó hasta a la altura de la calle Matamoros en lo que actualmente es la Colonia Benito Juárez, la Casa de Ladrillo sirvió de albergue, lo mismo que lugares públicos y hasta los carros del ferrocarril, según cuentan testigos que vivieron la terrible experiencia.

El 11 de septiembre de 1970 por la noche entró a la costa de Tamaulipas el ciclón “Ella”, que afectó los municipios de Soto La Marina, Abasolo y Casas, afectando a Río Bravo con lluvias. Precisamente para 1970, Río Bravo había crecido a 71,378 habitantes y para 1980, contaba con 130,307 habitantes.

Se anota que durante los días 24 y 25 de diciembre de 1983, se abatieron sobre la mayor parte del territorio de Tamaulipas las más rigurosas heladas registradas durante nuestro siglo, con temperaturas extremas de 10°  C bajo cero, aunque se considera a la gran helada de 1985, como la temperatura más extrema registrada en la región, donde el registro alcanzó los 11°C bajo cero, precisamente cuando se suspendió el suministro de agua por el congelamiento de tuberías, algunos vehículos automotrices fueron afectados al reventarle el motor a causa del hielo, se veían estalactitas de hielo en los cables de la luz y en las cornisas de las casas.

Pero el fenómeno meteorológico más extraño e interesante sucedió la noche del 24 a la madrugada del 25 de diciembre de 2004, cuando a las once de la noche, empezó una insólita nevada en la región, una ligerísima llovizna se convirtió, primero, en escarcha y después en nieve, que cubrió de blanco a nuestra ciudad de Río Bravo.

 

22 de noviembre de 2013

 

José María García Báez, cronista riobravense.

 

 

 

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